El pasado miércoles 21 de junio el equipo directivo de Pine C&I estuvo invitado por Fundación Telefónica a la presentación de una nueva colección lanzada por la editorial de Manuel Pimentel dirigida por Santiago Torres, evento que contó con la asistencia del ministro de Sanidad, Jose Manuel Miñones. Se presentaron los dos primeros libros, uno de ellos trataba sobre la revolución tecnológica -incluyendo la inteligencia artificial - en el sector sanitario, y el segundo sobre el impacto de la biotecnología.

La tecnología en la Sanidad

Las video consultas y las consultas telefónicas son ya una parte de nuestro día a día como pacientes. La pandemia aceleró sin duda el proceso, pero están aquí para quedarse, lo mismo que una incipiente aun monitorización a distancia. La inteligencia artificial ayudará como herramienta de apoyo a los diagnósticos, y se está empezando a utilizar en el diseño de moléculas. El uso de informática avanzada en investigación farmacéutica no es nuevo. En los 80, algunas compañías, como Eli Lilly, comenzaron a introducir superordenadores Craig en la fase de Discovery para acelerar el diseño y el screening de nuevos compuestos.

 

El impacto de la biotecnología

 

Sobre la revolución biotecnológica, dos notas:

La primera, los grandes avances en áreas como la oncología, las enfermedades autoinmunes, o las neurodegenerativas. Aunque los tiempos de desarrollo en investigación farmacológica son largos -los ensayos en humanos requieren su tiempo y los Fase III no son acelerables-, desde mediados de los años 90 se vienen probando nuevos compuestos en la enfermedad de Alzheimer. Solo por citar algunos de los más recientes, Solazenumab de Lilly -que había desarrollado su primer producto en los 90-, y Ganterumab de Roche, fallaron en 2019-20. Sin embargo, el pasado año, Eisai y Biogen lanzaron al mercado Leqembi, otro anticuerpo monoclonal, con una eficacia controvertida, pero beneficios suficientes para los pacientes como para ser aprobado por la FDA. Lilly, con Donanemab, ha producido una solución terapéutica avanzada y exitosa. Esta última generación de productos permitirá retrasar la evolución del Alzheimer, la siguiente posiblemente lo parará.

Podríamos hablar igualmente del impacto del Crispr CAS9 en las enfermedades con factores genéticos -no solo cáncer-, y en la prevención de enfermedades desde el nacimiento, y así sucesivamente.

 

La segunda nota es que de cada diez nuevas moléculas que se lanzan hoy al mercado, 7 son de biotecnología. Esto se trasladará en pocos años a la industria de genéricos: el coste y los controles de calidad en biotecnología son muy superiores en orden de magnitud a los de producir moléculas pequeñas, y exigirá una consolidación importante en la industria, y cambios en la estructura de precios: habrá que pagar la calidad, los costes de inversión, y la autarquía tecnológica. La industria farmacéutica, tanto la dedicada al desarrollo de nuevos productos, como la que se ocupa de la fabricación y distribución de genéricos, tiene un futuro con grandes retos, pero importante y prometedor.